Cata Mana

(n. 1986, Buenos Aires, Argentina)

Cata Mana nació a orillas del río Paraná en 1986, es ceramista, música experimental y artista multidisciplinaria.

Desde 2008 comenzó a involucrarse desde la escucha profunda con los beats y las esferas musicales de manera íntima, espiritual y lúdica. Intensa autodidacta, integra sonidos de la tierra con los electrónicos, analógicos, efectos, ritmos, loops interminables y sonidos del ambiente y el territorio. De esta mezcla resultan efímeros sets electroacústicos, directamente relacionados con el momento y lugar específico.

Egresó como diseñadora industrial de la Universidad de Buenos Aires y realizó su camino en el arte desde la proyección de escenografías y construcción de obras tanto en publicidad como en artes plásticas y asistiendo a artistas de renombre como Ernesto Neto, Marta Minujín, Luis Terán, Juliana Iriart entre otros en museos públicos y galerías privadas.

Su proceso artístico fue llevándola hacia el mundo del barro y la cerámica, actualmente dicta clases en su taller en San Pedro, Buenos Aires y realiza esculturas sonoras, obras utilitarias y experimenta con diferentes técnicas y tierras locales. Es apasionada de la arquitectura en barro.

Ganó una beca estímulo del Fondo Nacional de las Artes en 2017 y la beca de Sembrar Cultura del Ministerio de la Provincia en 2024 por la obra desarrollada en San Pedro @casa___tres, su casa cultural, donde reside y se aboca a su tarea más profunda con la música en dos formaciones: MW, dueto electroacústico y MW, ensamble acústico.

cata mana

Redes: @cata__mana

Título de la serie:


Fósiles del futuro, la serie cerámica de Martínez, imagina un universo distópico en el que nuestras especies desaparecieron bajo una gran catástrofe ambiental. A través de la IA diseña los esqueletos de nuevas criaturas y los reproduce en esculturas que se proponen como señales para una arqueología venidera. Piezas primitivas en clave de ciencia ficción.

Obras:


Fósiles del futuro

-¿Qué es el Natural? –preguntaron.

 

Y contestó.

A lo lejos

algo tiembla,

alguien a lo lejos

hace llama.

 


 

Pasos

apuran la espesura

abren el aire

con el crack

crack de ramitas.

Fue una meditación en los pétalos

tenues del palo santo

rojo, anaranjado, amarillo de nuevo. 

 

Todo pasa a gris.

 

Abanico en lirio blanco:

desaparece

-un fantasma-

las cenizas

se despliegan

en la bruma.

El vapor ahora

desvanece

el estero, humo.

 

Hubo perfección

en lo incompleto:

había gratitud,

había silencio.

 

Hay fuego.

Hay fuego.

¿Qué es El Natural?

preguntaron los hijos.

 

Y contestó:

El Natural

es lo que se enciende

y da la luz menor

que rompe en el cielo.

 

¿Y la luz grande?

preguntaron, de nuevo.

 

No.

¿Qué es el calor…

 

…qué potencia

tuvo que ser

humo espeso, ardor, fuego

para tanta hoja,

tanto árbol

tanto nido,

tanto río?

¿Qué quedó de El Natural?

Poco.

Después del incendio

llegaron las grandes aguas.

Año tras año

tras año

pasa

la oscuridad

cerrada se derrama

en el ojo nuestro,

truena

el foco nuevo

se ahoga

de milagro

en la tormenta.

¿Qué es El Natural?

preguntaron.

 

Y contestó:

El Natural

ahora

es la intemperie.

Del río seco nadie habla

salvo el viento,

a veces un cráneo

asoma,

abren las fauces

en su blancura

dan la señal

alerta.